Me ayudaste a escalar, fuiste tirando poquito a poquito de mí hasta lograr que fuese alzándome y, quizás, me elevaste demasiado...
Puede que haya subido más de la cuenta, quizás no estaba preparada para ello y esa es la causa del vértigo, quizás debería descender un poco, pero...¿y si te he dejado atrás?, ¿y si me caigo? y...lo peor de todo, ¿y si te arrastro a ti en la caída?
No quiero que eso suceda, creéme si te digo (o cuando te diga) que no quiero que eso ocurra.
Hoy me siento pequeñita. Hoy me siento pequeñita porque hoy desearía ser más mayor (y ya sé que eso está mal dicho...). Hoy me siento pequeñita porque hoy no soy capaz de encontrar una solución.
Después vuelve la sed
Hace 5 años
1 comentario:
Te dije (Preciosa) que no tienes que sentirte pequeñita.
La gente como tú resplandece.
Y nos ilumina a los que no lo hacemos.
Muac.
Publicar un comentario