jueves, 6 de junio de 2013

Tristeza



No me gusta verte triste o saber que lo estás, aunque no te vea, y sé que probablemente dudarías de mi palabra si te dijera que cuando tú estás triste irremediablemente yo me pongo triste también, creo que, en gran medida, la mayor parte de mi tristeza siempre ha estado ligada a la tuya y eso no me gusta, no me gusta nada.

            No me gusta, lo primero, porque no desearía tristeza para nadie y menos aún para ti; pero no me gusta, lo segundo y más importante, porque esta relación tan estrecha que tenemos tú y yo hace que muchas veces, muchas más de las que quisiera, me encuentre enfadada contigo y te señale como la culpable de mi propia tristeza, olvidándome de tu malestar y centrándome solo en mí misma, y no me gusta cuando me reconozco tan egoísta.

            Me enfado porque no entiendo, porque a veces me cuesta comprender por qué no has puesto solución a tu tristeza en todo este tiempo, por qué no has intentado combatirla y alejarla de ti y, por tanto, también de mí; me enfado porque no me gusta ver lo que esta situación está haciendo contigo, porque no me gusta ver cómo la tristeza va consumiendo toda tu energía y haciéndote pequeñita, me enfado porque no puedo evitar preguntarme cómo serían de diferentes las cosas si hubieses conseguido deshacerte de esa carga tan pesada que siempre te acompaña,  porque pienso que no es justo verme privada de conocer esa otra versión de ti que podría existir y te echo la culpa de ello a ti, me enfado porque una parte de mí siente que siempre hay algo que pueda hacerse, alguna solución que pueda encontrarse y te culpo por no haberla tomado.

            Y después de esto me sigo enfadando, pero ahora empiezo a enfadarme conmigo misma, por ser tan poco comprensiva, me enfado conmigo por culparte a ti de mi propia tristeza y por decir que la mía procede de la tuya, me enfado por mi impotencia, por no ser capaz de hacer nada que sirva para ayudarte, me enfado porque sé que no solamente no logro ayudarte sino que además muchas veces contribuyo a aumentar tu tristeza, me enfado porque me veo cobarde y porque pienso que debería hacer mucho más de lo que hago, porque siento que debería ser mejor de lo que soy, aunque no sepa muy bien cómo hacerlo, me enfado porque a veces me mantengo al margen por puro egoísmo para mantener mi autoestima a flote, me enfado conmigo por no ser capaz de hacer caso a la razón que me dice que no debería enfadarme contigo.

            Me enfado porque aunque las cargas que nosotras llevamos son distintas creo que, al igual que tú no eres ni has sido capaz de deshacerte de la tuya, yo tampoco soy capaz de deshacerme de la mía: tú seguirás estando triste y yo seguiré estando triste contigo; tú continuarás estando triste y yo continuaré enfadada contigo, y enfadada conmigo.

lunes, 25 de abril de 2011

¿Quién se ha llevado mi queso?

A veces una vida entera no es suficiente, a veces cuatro meses pueden ser demasiados…


A veces permanecemos ciegos ante lo que realmente importa o lo que en realidad queremos, a veces ha estado delante de nuestros ojos durante mucho tiempo y no hemos sido capaces de verlo.

A veces un buen descubrimiento a tiempo puede no ser un gran acierto.

A veces el miedo no nos deja ver que hay opciones mucho más allá, detrás del propio miedo, nos cuesta entender que simplemente alguien movió de sitio nuestro queso…

A veces tenemos que ser valientes aunque nunca nos hayan enseñado cómo hacerlo…

“Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos”

Y en el transcurso de lo que hago, de la búsqueda del cambio, no estoy segura de gustarme demasiado.

martes, 27 de julio de 2010

Te odio

Te odio.

Te odio y realmente no sé muy bien por qué, te odio cuando ni siquiera te conozco, cuando sé que tú no tienes la culpa, pero yo te odio porque para mí tú eres la culpable, la entrometida, la causante del mal, la que ayudó a poner un punto y final cuando todavía no era el momento de que la historia terminase, la que sembró dudas, la que se quedó con lo que yo creía que era mío.

Y por eso te odio.

Aunque no me malinterpretes, no me engaño, ahora, hoy, ya sé que nunca me perteneció y que tan sólo fue un espejismo momentáneo, una vaga ilusión que por suerte ha ido desapareciendo con el tiempo.
Pero tú no desapareces, todavía hoy de vez en cuando encuentras un hueco por el que colarte y tu presencia me enerva, desata celos en mí que hoy más que nunca son ridículos pero que, al igual que tú, se cuelan en mi vida sin pedir permiso y alteran mi existencia, mi tranquilidad, mi soledad bien llevada y aceptada.

Y por eso te odio.

Pero lo peor es que tú ni siquiera tienes el privilegio de ser la primera, ni de ser la única, ya hubo otras antes, otras odiosas a las que detestaba, otras que también se presentaron sin ser llamadas, otras a las que odiaba profundamente… pero al menos a esas pude ponerles rostro, pude ponerles un nombre, pude ponerles un carácter, pude conocerlas y al final dejar de odiarlas.
Pero tú no te dejas ver, apareces pero sólo te muestras parcialmente, lo justo para alterarme, lo justo para que no consiga olvidarte.

Y por eso te odio.

viernes, 23 de abril de 2010

...

¿Dónde estoy?, ¿dónde me encuentro?, ¿dónde estás?, ¿dónde estáis?, ¿dónde me dejasteis?, ¿quién soy?, ¿qué estoy haciendo?, ¿he conseguido algo?, ¿sigo así?, ¿cambio mi rumbo?, ¿dónde voy?, ¿qué hago?, ¿qué elijo?, ¿qué decido?, ¿hice bien?, ¿me equivoqué?, ¿y ahora qué?, ¿cómo recupero lo perdido?, ¿cómo desandar el camino recorrido?...
¿Dónde están la soluciones?, ¿quién tiene las respuestas correctas?, ¿quién me guía?...

Os echo de menos. Tengo miedo. No quiero perderme. No quiero olvidarlo. No quiero/debo hacer lo incorrecto. No me conoces. No sabes nada de mí. Me gustaste. Lo pasé bien. No sé muy quién soy. Lo pasé genial contigo. Burgos. Me equivoqué. Hice bien. Debía repetir. Guarda secretos. Cuéntalo todo. Pregunta. Conóceme. Llámame. Muéstrame el camino. Lagunas varias. Enséñame. Sorpréndeme. Salir de fiesta. La familia. Demuéstrame que estaba equivocada. Guíame hasta otra realidad. Ayúdame a soñar. Da lo mejor de ti. Orgasmos. Practica la solidaridad. Perdóname. Dame otra oportunidad. Convénceme. Convéncete. Resaca. Acaríciame. Léeme un cuento. Macondo. Ayúdame a soñar. Abrázame mientras duermo. Cógeme la mano al caminar. Escribir una carta. Recibir una postal. Dar sin recibir nada a cambio. Un paseo en bici. Valladolid. Siento el viento que sopla en mi cara. Suelas desgastadas. Camino por descubrir. Recicla. Una sonrisa que ilumina tu cara. Una mirada que ilumina mi mirada, que me llena, que me atrapa. Bésame. Deja que te bese. Mi lengua que te busca, que recorre tu boca, que espera tu respuesta. Una llamada. Un mensaje. Una ilusión. Una esperanza. No hay causas perdidas. No, si no se pierden las ganas. Un masaje, suave, tierno, delicado, esmerado. Nada que decir. Mucho por hacer. Mucho por descubrir. Universos paralelos. Atrévete a descubrir. Otra perspectiva. Nuevas formas de mirar. Verlo todo diferente. Buscar en el más allá. Léeme. Lo siento. Es difícil recuperar el pasado. Corregir los errores. Perdonar los fallos. Un espacio para el arrepentimiento. Malos entendidos. Palabras entredichas, por error, por rabia, por falta de respeto. Esperanza. Desesperación. Soledad. Abandono. Acógeme. Quiéreme. Recuerda que te quiero. Que siempre te querré. Oscuridad. Recuerdos. Volver la vista atrás. Palencia. Escúchame. Déjame mostrarte. Ayúdame a enseñarte, ayúdame a aprender. Asturias. Descubriéndome. Recordándote. Tu olor. Tu sabor. Tu tacto. Tu sonrisa. Tus palabras. Entendiéndote. Entendiéndome. Al menos intentándolo. Tus caricias. La esperanza no perdida. Tus manos. No a la desilusión. No a las lágrimas. El llanto que quedó atrás. Sufrir como sinónimo de “bohemidad”. Cantar en la ducha. Acariciar. Encontrar algo perdido. Gritar. Sonreír sin motivos. Ayudar sin nada que esperar. Saborear un caramelo. Degustar una tarta de queso. Dejar una propina. Recibir un regalo. Disfrutar la felicidad. Reír con los monólogos. Encontrar mi lugar. Sueños futuros. Metas por realizar. Palestinos de colores. Billetes de autobús. Viajar y viajar. Siempre echando la vista atrás…

sábado, 9 de enero de 2010

Nieve

Hoy.


Sólo música suave de fondo, sólo una tenue luz de lámpara de sobremesa, olor a incienso, tranquilidad, sensación de paz, un libro en la mesilla, un álbum de fotos que ojear.


La nieve cayendo; suave, lenta, intermitente, preciosa…y yo mirándola y mirándola y pienso que la voy a desgastar, se redibuja el paisaje, hoy se ha maquillado de blanco y parece que trae de nuevo la Navidad; desde mi pequeño espacio miro las ventanas de más allá y me preguntó que se esconderá detrás…luces que se encienden, que se apagan, personas que llegan, personas que se van…historias que estarán ocurriendo en este preciso momento, en algún lugar…


Y me imagino a una persona tocando la guitarra sentada en el alféizar de la ventana mientras mira la nieve caer; y me imagino a un artista, pincel en mano, dibujando el paisaje que en unos días desaparecerá; y me imagino un cuerpo desnudo, recién salido de la ducha, mirando por la ventana mientras espera que lleguen las manos que lo han de acariciar; y pienso en dos amantes que hoy encenderán velas y se querrán más de lo normal; y pienso en familias reunidas que pasan una tarde tranquila en su hogar; y pienso en una taza de chocolate caliente, delicioso, humeante…y pienso, e imagino, y deseo, y quiero…quiero pensar que en este día precioso, hay muchísimas historias bonitas que se esconden tras las ventanas que desde aquí puedo divisar…

miércoles, 23 de diciembre de 2009

La chica desastre

La chica desastre.


La chica desastre se deja las llaves en la puerta, el paraguas en casa, el ordenador encendido, la música puesta. La chica desastre se olvida de la comida, no contesta los correos, no lee las revistas, ni tampoco las cartas; se va a trabajar y se deja la ropa de trabajo en casa...A veces es algo rara y se preocupa por nada, pero la mayor parte del tiempo sonríe porque sabe que es muy afortunada.


Pasea por las calles y disfruta del olor a castañas asadas, mira por la ventana y es feliz al contemplar las montañas nevadas, escucha música animada por las mañanas y sonríe mientras baila, la lluvia poco a poco va siendo menos pesada, las calles están lindas y tiernamente iluminadas, relojes por doquier informan del tiempo que pasa, camina por los parques, se pierde por calles extrañas, sonríe a los niños que a su lado avanzan…y siempre de fondo se escucha la música que la ciudad traspasa.


Vida rutinaria, vida tal vez simple, salir a la calle y decir lo de siempre…


Todavía estamos “en construcción”, retomando el camino allí dónde el último desastre hizo que se tambaleasen los cimientos, cimientos que peligraron muy seriamente, escombros que sepultaron hasta el fondo los últimos retazos que quedaban de optimismo, argamasa dañina hecha a base de lágrimas y heridas…pero ahora usamos maquinaria diferente; nuevas técnicas, nuevos materiales y comenzamos a salir a flote, con más fuerza, con más ganas, con más ilusión…con mucha esperanza.


Y la vida rutinaria ya no es tan rutinaria… regala sonrisas, regala ilusión, consigue que alguien se sienta mejor; enseña todo lo que sabes, aprende al máximo de los demás, muestra lo mejor de ti e intenta mejorar; escucha nuevas historias que te pueden emocionar, ten bonitos detalles que nunca están de más, ser agradable es gratis y además da felicidad, y todos los días al mismo bar, ¿para qué cambiar cuando te tratan fenomenal?


Llamadas telefónicas.


Llamadas esperadas, llamadas especiales, llamadas cercanas, llamadas alegres, llamadas muy tristes, llamadas desesperantes, llamadas no contestadas, llamadas que no llegaron, llamadas que nunca llegarán, llamadas que no llegaron a ser llamadas, llamadas que ya no son necesarias, llamadas que están por llegar…


Recuerdos azules. Mails con doble finalidad. Echar de menos. Echar de más. Libros y películas. Fotos para añorar. Incertidumbre. Agradecimientos. Sensación de engaño. Oportunidades perdidas. Metas a realizar. Pensamientos acumulados. Sentimientos encontrados. Ideas difíciles de expresar…


Pero como la chica desastre es un poco desastre no tiene por qué escribir con claridad.

miércoles, 10 de junio de 2009

¿Sobran los motivos?

Tarde de galletas, helado, lágrimas acumuladas y pocas ganas de nada.


¿Sobran los motivos?En realidad supongo que faltan...


Pero hoy voy a darme el gusto de quejarme.


Por la desesperación; abro todos los días, más de una vez y más de dos, una página que debería contener buenas respuestas, respuestas que no llegan, respuestas que cada vez espero con más ansia y desesperación y que, para que engañarnos, ya empiezo a comprender que no llegarán... y poquito a poco voy perdiendo la ilusión.

Por la incertidumbre; ¿qué va a pasar? sé que la voy a liar, soy muy consciente de ello y cada vez me voy metiendo más y más de lleno... no soy una de esas personas despreocupadas, me paso el día dándole vueltas a la cabeza y sintiéndome mal, cada mentira dicha me hunde un poquito, y odio los días en los que no me siento orgullosa de ser como soy, pero tampoco sé ahora mismo cómo poder hacerlo mejor.

Por el cansancio; no me gusta ser débil y mucho menos sentirme débil, lastimera, enferma... y vulnerable; me gusta creer que controlo ciertas cosas y no me gusta dejar que se me vaya de las manos, me gusta mantener el mando; pero el cansancio acumulado... a veces no me deja.

Por el miedo; miedo al cambio, al cambio que espero que jamás se produzca.

A pesar de la deseperación, de la incertidumbre, del cansancio y de... y de... y de... y de...


Y de muchas cosas más que ya no me apetece explicar.